lunes, 19 de abril de 2010

La oscuridad y el miedo

La noche se cubre como un manto oscuro y sin estrellas, solo escucho mi voz diciendo..... aparece, mis manos tiemblan, sudores fríos, el constante castañeo de mis dientes. Se que no hay algo y comprobarlo es tan simple como prender la luz y saber que estoy sólo en la oscuridad.

Son extrañas sensaciones sacadas de la nada simplemente son reacciones traídas del sub-conciente, materia primigenia de nuestros antepasados. Es extraño pero aún nos aterra la oscuridad, nos domina el miedo a lo desconocido, a lo que no podemos ver.

Así como el cuento anterior "Lucy y el monstruo" le tememos hasta la muerte a las sombras, a la incertidumbre y es extraño pensar que una fobia como ésta puede paralizar a un adulto y es fascinante ver que no son pocos los casos de espeleólogos que presentan tal enfermedad, pero con una variante realmente extraña.

Ellos le temen al "Coco", al "Monstruo del closet", "al hombre del costa", a ese ser que habita en muestra mente y curiosamente no le gustan las cuevas, ¡ay! que en estos ambientes, el espeleísta le fascina dormir y "contemplar" la completa oscuridad sin sentirse afectado física o mentalmente, por lo que se puede considerar que el miedo le tiene miedo a las cuevas.

Las grutas como elemento antediluviano de la sociedad humana probablemente ha dejado huella en la quietud física y mental del refugio contra los depredadores. en muchas culturas las cavidades son espacios ideales para el eterno descanso de sus antepasados e inclusive se mencionan como puertas para llegar a un mejor sitio después de la vida, por ejemplo en Metzabok, Chiapas, México, se encuentra una pequeña cavidad, del tipo de un abrigo rocoso, en la cual se tiene o se tenía la costumbre de dejar los restos de sus antepasados, los cuales, en espíritu, se levantan salen del abrigo suben por una pared se introducen en otra gruta que atraviesa un cerro y llegan a donde se encuentra su Dios Metzabok, dándoles la bienvenida a su casa, a su nuevo hogar hasta la eternidad.

Obviamente esta segunda cavidad no es visible y si llegas a localizarla se encuentra resguardada por una boa, la cual sale todas las mañanas, o en su momento propicio, a alimentarse de seres curiosos.

Por otro lado Neil Gaiman, en su escrito "El libro del cementerio" relata en un cuento que las oquedades son sitios donde se encuentran almas guardianes de secretos , éstas no descansan y recurren al miedo para intimidar y alejarnos de sus tesoros; sin embargo una vez que te enfrentas a tus miedos podrás atravesar la entrada. El interior de la cueva tiene una paz y quietud inimaginable, donde la tierra tiene otro color y el miedo no tiene lugar, es un espacio donde la incertidumbre así como la desconfianza quedan fuera de la gruta.

Actualmente con el auge del "comic" japones, manga y anime (caricaturas en papel y animación respectivamente), muestran algunas historias donde seres fantásticos se ocultan en las sombras para maldecir o molestar a otros personajes. De forma particular en la historia de Bleach, los Hollows (comedores de almas) habitan un lugar llamado "Las noches", el cual se menciona como un espacio donde al inicio no existía alguien, ni tu, ni yo, tampoco Dios. Ellos llegaron por diferentes puertas (cuevas) pero no les agradaba por la quietud y la serenidad de la oscuridad, de tal forma se las ingeniaron para crear luces, por ende sombras de esta manera pudieron habitar y esculpir su efímero palacio en un enorme salón.

En resumen, podemos decir que los conceptos de maldad y miedo no van ligados a la oscuridad como tal, sino a sombras y/o penumbras , de tal forma que al adentrarse en la exploración cavernícola, no nos causa miedo el quedarnos a dormir en completa oscuridad, es más, la pérdida de luz conlleva a la pérdida de tiempo haciendo que te relajes, y al continuar con la exploración puedas contemplar nuevas formas y espacios con una visión diferente, llena de quietud, de paz, ya que sabemos que los monstruos le temen a la oscuridad, principalmente a las cuevas.

Solo resta decir:

"En la oscuridad damos un nuevo giro y nos encontramos con el reflejo de nosotros mismos, nos encontramos cayendo en el abismo y al levantarnos nariz con nariz, tú y yo somos uno mismo"
Proverbio hindú.


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